Desnudez

Me preguntan si estoy bien. Que si no escribo, que hace mucho que no voy por aquí o allá.
No me pasa nada, en ocasiones hago decenas de cosas a la vez, me meto en comisiones, construyo equipos o cosas extrañas, escribo, compongo y compito. Otras me muevo como una babosa y no me pidan nada porque solo quisiera ver si detecto el movimiento de la aguja menor del reloj a pila del comedor.
No es mi culpa.
A veces mi sangre cansada de recorrer siempre los mismos rincones, parece ralentizar su paso, distraerse de su función y creo que hasta se duerme en esa vueltita que hay atrás de las amígdalas. Por supuesto que debe haber complicidad de otros fluidos vitales que la ven y hacen la vista gorda. Es proverbial la desidia y tendencia a la corrupción de ese rojo fluir.
Ni hablar de las neuronas, que deberían andar conectándose y hacerme recordar aniversarios, fechas y obligaciones, tan inútiles como oportunas para evitar malos momentos sociales. Créame, son las peores.
Su básica astucia y tendencia lúdica terminan haciéndome pensar en cosas inoportunas en momentos en los que debería estar prestando atención a lo que otra persona me esté contando, aunque me resulte de los más aburrido y trivial.
Para cuando me doy cuenta de sus andanzas, tengo enfrente una persona moviendo la boca y gesticulando mientras en mi cabeza estoy encontrando la solución a un problema o recordando a una ex novia.
Igualmente incómodo es darse cuenta que los músculos, si esos fibrosos tejidos mal entretenidos, que dejan de responder a sus mandos naturales y se divierten haciéndome quedar mal en las contiendas deportivas.
Deben ser de los peores, pero uno no puede prescindir de ellos y los aguanta.
Estoy casi seguro que son los culpables de que mis compañeros de juego no me elijan para su equipo.
Uno aspira, en el sentido de deseo, no en otro, a lograr llevarse bien con todas las partes de uno y pone la mejor buena voluntad, pero le aseguro, son ingratos.
Y mire que me esfuerzo por defenderlos.
Varias veces me han mandado los médicos a sacarme sangre. Y como yo suelo ser muy avaro en esos aspectos, lo mío es mío, desoigo esas sugerencias y no lo hago.
Podría exprimir mis neuronas tratando de resolver problemas y sin embargo, las eximo del esfuerzo y hasta pareciera que nada me importa. Ni hablar de los burlones músculos, que podría darles trabajo, hacerlos fatigar y sin embargo utilizo los ardides más originales y esquivos para que lo pasen haciendo lo menos posible.
Y así le pagan a uno.
Mi consejo es que no hay que cuidar nada, hagan uso y abuso total, igual no se lo van a agradecer.

Casi que estoy de acuerdo con este personaje, al menos si no es mucho esfuerzo.

Comentarios

  1. Me parece que a mí muchas veces me pasa lo mismo: o no tengo ganas de nada o me interesan una o dos cosas, que no son las que debieran interesarme. Una vez me quedé dormido en una reunión ¡mientras alguien (a quien respeto muchísimo) me hablaba!

    Saludos desde Buenos Aires.

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  2. El post de podía haber llamado Humanez, palabra que me acabo de inventar pero que seguro que se entiende.

    Lo que no he entendido es eso de que los médicos te pidan que te saques sangre. ¿Para qué? En qué variaría eso la pereza que a veces nos asalta y no le suelta a uno durante días.

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  3. Gamar puro! Igual yo extraño las épocas en que sus neuronas y las mías funcionaban mejor y de vez en cuando se cruzaban. Hasta el msn extraño! Un abrazo amigo!

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  4. Si Roberto, a todos nos pasa, por eso deberíamos revelarnos ante esos entes biológicos que nos sabotean desde dentro y avalo la cruzada de anarquismo corporal.
    O algo así. Un abrazo.

    Gracias Gabriel, pero es más un divague del momento que una reflexión.

    Gatadeangora, entonces no es sólo a los humanos?

    JuanRa, no busques lógica en lo que escribo. A veces es todo ficción, otras es un poco y un poco y las menos son anécdotas cuando escribo. En este caso es verborragia incontenida a tiempo.
    Un abrazo.

    Gla, usted si me entiende. Y creo que Facebook es el culpable de todo. Ya no uso MSN porque tengo a casi todos los contactos, los clientes, proveedores y familia en facebook. Búsquenme ahí y charlamos cuando quieran.
    Beso

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  5. A falta de blog, espero que al menos estés rasgando las cuerdas de una guitarra en los atardeceres del fin del mundo :)

    Un abrazo

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  6. Que sigas vivo es lo que importa.


    Cuídate.

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  7. También he estado alejada durante un tiempo y quise perderme. Me perdí en todos los sentidos y descubrí lo bueno que es no darse cuenta de dónde estamos, quienes somos, porqué tener respuestas y soluciones...
    Como dices hay que desnudarse por completo. Felicidades, eres fuerte y atrevido.

    Encanto, besos.

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