Mi nombre no es mi nombre


Década del 80.
Secundaria técnica o industrial como se le decía años antes.
Primero “H”
En primer año, estábamos todos muertos de miedo por el cambio. Veníamos de séptimo grado con la señorita, la escuela a 5 cuadras de casa y todos los compañeros eran amigos de toda la vida o al menos de hacía 7 años.
Ahora tenía que viajar sólo en colectivo (autobús para los foráneos) sentarme entre más de 30 extraños en un lugar enorme donde teníamos 15 o 16 profesores distintos.
Pasaba a ser relevante una situación hasta el momento impensada.
En la escuela, ser bueno en matemáticas, ciencias y manualmente era todo beneficio, pero acá las cosas eran diferentes.
Si sos demasiado bueno te expones a la ira de los no tan buenos en los estudios, especialmente en los que usan los puños como solución a sus problemas y paliativo a sus frustraciones.
Estar en el grupo de los que se sientan al frente resultaba muy aburrido, pero para poder pertenecer a los del fondo había que ganarse el lugar.
En la primaria tenía fama de muy peleador, es más, uno de mis buenos amigos de esa época lleva en uno de sus incisivos una marca de por vida de mi mal genio, pero acá era muy distinto.
A poco de comenzar las clases el que estaba sentado a mi lado decide esputar el piso entre medio de ambos justo antes de que el profesor pasara.
-¿Quién fue?- preguntó el profesor entre medio de dos tics, porque tenía esa dolencia que le hizo ganar el apodo de “Truco”
Ninguno de los dos respondió.
-Si en cinco minutos no aparece el responsable tienen un cinco los dos- sentenció Truco gastando entre 6 o 7 tics en esa frase.
Después de planteado el problema me acerqué al asqueroso compañero y le dije textual.
“Si no decís que fuiste vos, te agarro a la salida y te rompo a trompadas”
Ante tremenda amenaza, mi obligado compañero no hizo más que reírse y ofrecerme la mano derecha.
-Listo, a la salida lo arreglamos- me dijo en medio de un apretón de manos que sellaba mi sentencia, porque el gordo me llevaba dos cabeza y al menos el doble de peso.
Eso había sido en la primera hora de taller, lo que me dio tiempo suficiente para sufrir durante toda la mañana mi futura paliza.
Entre todas las posibilidades de evitar la tunda, pensé en empujarlo por la escalera al bajar del taller en la segunda hora, pero si en la caída no moría su furia sería mayor empeorando mi situación.
Pero algo inesperado sucedió en el recreo que cambiaría mi futuro en la escuela.
Se fueron acercando grupos de compañeros, no solo de mi división, sino también de las otras siete y hasta de años superiores.
-Che flaco ¿así que te vas a pelear con el gordo ese?- me decían flaco porque pesaba 54 Kg y medía 1,68 m.
-Si- le contesté tímidamente al primer grupo, sin poder ocultar el arrepentimiento de haber dejado hablar a mi mente sin pensarlo un poco antes.
-¡Que grande flaco! Matalo a trompadas.
-Si, pero pegale en la cara que en la panza no le vas a hacer nada- dijo otro del grupo.
Y así fueron pasando y alentado tantos compañeros que por un momento me hicieron pensar que tendría alguna posibilidad de no morir.
Pero cuando terminó el recreo y volvimos al laboratorio, no podía dejar de mirar a esa mole de carne que me había elegido como oponente y volví a pensar alguna manera de evitar la catástrofe.
-¿Y, lo pensaron bien?- dijo el profesor- ¿quién fue?- volvió a preguntar sin que ninguno respondiera -Muy bien, entonces tienen un cinco los dos.
Llegar a mi casa con una mala nota no era en ese momento nada que me preocupara. Más me preocupaba no llegar o hacerlo en ambulancia.
Al salir al segundo recreo, la cosa fue en aumento. Al parecer se había corrido la voz de la desigual pelea y no solamente mis compañeros de año se acercaban para alentarme sino que los más grandes me llevaron con ellos y además de alabar mi valentía me daban consejos de pelea callejera y prometieron que si la la pelea se tornaba desfavorable para mí, cosa bastante evidente, me defenderían.
Ante todo esa situación, no cabía la posibilidad de escapar a la pelea, por lo que al tocar el timbre de salida, salí resignado a enfrentar mi suerte.
-¿No te arrepentiste?- me preguntó el gordo
-¿Estás loco? Te espero en la esquina- y salí decidido a lo que salga.
Para entender lo que sigue, es importante que sepan que en esa época estaba al aire un programa de Catch o lucha libre, donde la estrella era “Martín Karadagian” Este personaje conocido por todos de mi generación tenía un golpe característico con el que lograba derribar a sus oponentes. Ese golpe era “El cortito”.
A la salida, en lugar de salir cada uno para su lado como siempre sucedía se armó una columna de alumnos hacia la esquina donde algunos se ubicaron en círculo formando un ring callejero y mientras yo caminaba todos me rodeaban al grito de “El cortito Martín” mientras me palmeaban la espalda y me alentaban.
El desarrollo de la pelea no fue nada importante. Recuerdo que de la primer trompada me acostó en el suelo. Cuando recobré la noción de donde estaba y sentía los gritos del público alentándome, tomé valor, volví a ponerme de pié y me le fui encima como un animal.
Me volvió a dejar en el piso de una trompada. No podía creer que me pegara tan fuerte, pero volví a pararme y logré golpearlo antes que me volviera a tirar y nos trenzamos un rato hasta terminar los dos en el piso y alguien a quien le agradecí secretamente, nos separó.
La pelea terminó ahí, pero la muchedumbre comenzó a corear “Martín, Martín...” como coreaban en las peleas alentando a Martín Karadagian.
A raíz de eso todos creyeron que mi nombre era Martín y es el sobrenombre con el que me conocieron durante los 6 años que duró la secundaria y hasta hoy, los compañeros de esa época siguen pensando que ese es mi nombre, aunque me llamo Gabriel.
A partir de ese día me senté en el fondo, con todos los beneficios que eso conlleva.

Un abrazo a todos mis amigos, en especial a los que hice en esa gloriosa época.

Martín.

Comentarios

  1. Qué linda anécdota que nos compartís.
    Me gusta cómo nos transmitís los sentimientos,los miedos, lo que pasaba más allá de la situación concreta.
    Genial el resultado, que te hayas sentado en el fondo, que hayas logrado cierta fama y dignidad, y hasta un nombre que te otorgaba respeto, ja ja
    Cuando era chica jugaba a titanes en el ring con mi hermano, con un cortito de él perdí los dos dientes de adelante.
    Yo ya sabía que te llamás Gabriel, pero prefiero seguir diciéndote Gamar.
    De todos modos, me parece un gesto hermoso que nos digas tu nombre en el día del amigo.
    Todos los días son el día del amigo, pero me parece bueno que haya uno para celebrarlo y ratificarlo en especial.
    Que tengas muy feliz día. Un abrazo grandote.

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  2. Que buena anecdota, por dios!!!
    Yo nunca le puse una mano a nadie, nunca llegue a ese punto, por que siempre crei que corria en desventaja. Hasta que una tarde en segundo año, me calente con un gordito que, como vos bien contas, me llevaba lo que el otro a vos, y lo trompee (y me cago a trompadas tambien)en un aula vacia del secundario donde iba...
    Nunca mas, fue la unica vez. Y creo que por desventaja fisica, saque un buen resultado!
    Saludos y excelente anecdota!

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  3. En secundaria nuestro preceptor era un hombre mayor que había sido un buen boxeador.

    Cuando había problemas entre dos alumnos, nos ó los hacía arreglar en un combate a tres vueltas de con guantes de box que él llevaba a la clase de gimnasia.

    El entusiasmo de la popu era enorme! Como el cansancio de aguantar 9 minutos tratando de pelear con esos pesados guantes!

    Todo terminaba amigandonos, y las tribunas satisfechas.

    Psicología con los alumnos era esa, no la de ahora con psicopedagogas en el colegio...

    Tremendo el cortito de Martín!
    Único! Impacatante ! Impecable! Soberbio!

    “Martín, Martín...”
    “Martín, Martín...”
    “Martín, Martín...”

    Abrazo, Martín.

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  4. ¡Qué buena historia! La verdad, me hace estar muy feliz de haber nacido mujer, pero respeto mucho a ese chico que fuiste que no tuvo miedo de pelear en desigualdad de condiciones.

    Saludos.

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  5. Tienes nombre de Arcángel...pero el gordo no lo sabia y te desafió. Te has fijado que siempre hay un gordo matón o gorda matona en nuestras vidas estudiantiles?...es curioso.

    Besitos

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  6. Ahhh la importancia de saber cuando cagarse a trompadas... Yo era más conspirador además de contarme entre los más antiguos del colegio, eso ayuda, eso y que la escuela no era técnica.

    Abrazo

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  7. Qué tal Don Martín??? Le faltarían kg y cm pero lo que le sobraban eran las agallas...
    ¡Feliz día amigo! Y mire que hay que tener agallas para ser amigo mío.....

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  8. Osea que terminaste siendo un liero? Ja, yo también era de las del fondo que daban lección de historia a diario y en una escuela técnica.
    La vida tiene vueltas, no?
    Abrazo Martín

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  9. dondelohabredejado, me alegro que te gustara. Como soy un renegado social, estos días no me afectan demasiado, pero recordando amigos vino ese lejano acontecimiento.
    Un abrazo transoceánico.

    Lic_jasper, bienvenido por estos pagos. Yo era de pelearme bastante, porque como todo petizo soy bastante cabrón, pero después de eso elegí mejor a los rivales.
    Nos vemos.

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  10. Patrycia. Beso para vos.

    Minombresabeahierba, es notable como los mayores de aquellas épocas podían dejar enseñanzas desde lugares tan insospechados. Ni lo dudes que los psicopedagogos de hoy verían eso como algo aberrante, pero ninguno sería capaz de mejorar los resultados.
    Cuando me tocó cursar las materias pedagógicas de la carrera docente, me sentí muy mal realmente y con menos esperanzas que antes, pero eso da para otro post.
    Un abrazo.

    Mariela Torres ¿Quien dijo que no tenía miedo? Estaba aterrorizado, petrificado o gelificado, no recuerdo bien.
    Saludos.

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  11. Gatadeangora, en realidad tengo muchos nombres. Los amigos de la cuadra, con los que nacimos y nos criamos juntos me conocen por el real, los de la escuela secundaria, por Martín y los de mas grande por Pepo. Ah, en la red soy Gamar. Será por eso mi personalidad tan cambiante?
    Un beso.

    Nick, la escuela técnica de hace 20 años no era para flojos. Actualmente van mujeres también y es como que pasó a ser una escuela secundaria más. Creo que una de las razones del retrazo de maduración de los pibes de hoy está ahí, salen a los 18 años siendo nenes de mamá y si pueden viven con ella hasta los 30.
    Un abrazo.

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  12. Gla, veníamos bien, pero el Don se lo puede... Perdón, me olvidaba que era el día del amigo.
    Besos

    Winter, ah, pero que curioso, una dama de escuela técnica. Curioso en épocas pasadas, porque hoy tengo más mujeres que varones en la escuela donde trabajo.
    Si, era de los del fondo, diría que uno de los estrategas de los líos porque terminé sin una sola amonestación mis seis años, pero siempre metido en alguna y cuando me agarraban me perdonaban porque tenía buenas notas.
    En una ocasión, nos escapamos y volvimos en la última hora. Escaparse de la escuela era roja directa, 25 amonestaciones sin excepción. ëramos 4 los fugitivos y cuando estábamos entrando nos pescó un preceptor. Dos de nosotros fueron expulsados y a mi y a otro compinche nos salvó u colectivo que pasaba. Fue la que más cerca estuve.
    Un beso

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  13. No he podido dejar de sonreir durante todo el relato. Esto ha sido como la crónica de un mamporro anunciado :D
    ¿Y no hubo juez de la contienda que anulara el encuentro por diferencia de categorías? Un peso pluma no debe enfrentarse ante un peso pesado.
    Fuiste mucho más valiente de lo que hubiera sido yo en esa situación, te lo aseguro Martín, digo Gabriel, es decir... Gamar o quienquiera que seas!!!

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  14. Qué buena historia! los hombres como que pueden arreglar muchas cosas a las trompadas. Para la mujer es un tanto más complicado. Nunca fui una persona agresiva, sino más bien todo lo contrario, me encantaba mantenerme en paz con todos, pero siempre hay un idiota que "te saca". así me pasó una vez, y quise en 1º de la secundaria pegarle a un compañero que tenía en ese entonces,...nos separaron, y un amigo se acercó y me dijo: sos chiquita, te van a matar, más vale señalá cuando alguien te joda y listo, le pegamos nosotros...así hice el resto de la secu si alguien me jodia realmente.

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  15. ¡Cómo me gustan estas anécdotas! Además tan distintas de las mías, por una cuestión obvia.
    Y muy buena fecha para recordarla, porque uno hace amigos a lo largo de toda la vida, pero los de la infancia y la adolescencia, son algo especial.

    Besoos

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  16. Tenía un Profe de Historia, un juez, que estaba a cargo de la Justicia Electoral, allá por la vuelta a la democracia en 1973 que preguntaba:

    Alumnos, ¿Hasta donde llega el agua del río Eurotas cuando sube?

    Y todos gritábamos: "Hasta las pelotasss!"

    Y el riendonos, nos decía "Noo como dicen eso! Hasta las rodillas nomás!".

    Jamás me olvidé del Río Eurotas.
    Eso es Docencia.

    Tomaba orales y al que no sabía les daba la opción:

    ¿Prefier un 1 (uno) ó una piña en el biceps y mañana le tomo de nuevo?

    Y elegíamos la piña sabiendo que el uno era más suave, el tema es que ante la algarabía general al que le tocaba se comía una piña bien puesta y te dolía..hasta el pie".

    Eso si al día siguiente una clase en el frente de lujo!

    Ahora eso sería Violencia Docente, y saldría en los noticieros y lo expulsarían de todos lados.

    El tipo era brillante y más bueno que el pan.

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  17. Brindemos por su valentía en esos tiempos tan reacios al valor, que son los días del inicio de la secundaria!!!

    Un recuerdo genial el que nos trajo hoy, Martín!!!


    Abrazotessss pacifistas!!!

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  18. Qué lindas anecdotas de la secundaria...las relaciones se armaban de otra manera.

    Claro que para mí era distinto, yo iba a escuela de senioritas.
    Pero eso no quita que una vez una uqe me venía prepoteando, me cansó y le di un cachetazo que le dí vuelta la cara.

    Se fue a quejar con la rectora y todo.


    enfin


    besos!

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  19. Bien contado, qué anecdotas las tuyas. Está visto que el orgullo ha sido durante muchos siglos la contracara del miedo, puesto que este ultimo sirve para resguardar la vida, entre que el primero la expone. Jaja
    Saludos

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  20. JuanRa Diablo, ese título se me escapó, es mucho mejor que el mío.
    Detener la pelea? Jamás, en esa época una pelea era un acontecimiento, un evento que todos querían presenciar, por eso la repercusión a tan poco tiempo de comenzadas las clases.
    Un abrazo.

    Eleanor Rigby ¿para las mujeres es más complicado?
    Que curioso, yo siempre creí que se les simplificaban todas las cosas a las mujeres, pero claro, siempre visto desde fuera.
    En éstos últimos tiempos las niñas de secundaria se pelean más que los varones, por lo tanto la cosa es más pareja.
    Beso.

    Stella, es cierto, los amigos de la niñez tienen algo especial que hace que podamos encontrarnos después de 10 años y charlar como si no hubiese pasado nada.
    Besos.

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  21. Minombresabeahierba, oiga, está logrando que las anécdotas en sus comentarios opaquen a la mía del post.
    Magistrales esas clases. Estoy seguro que, como me sucede a mí, los que recuerdo como los mejores docentes, no eran docentes de carrera. O sea que no estaban contaminados y actuaban con criterio, eso que tanto escasea y que no se puede enseñar.
    Un abrazo.

    La candorosa, yo brindo por la suerte, porque la valentía podía haber terminado muy distinto.
    Gracias y besos.

    Mona Loca. ah, las escuelas de señoritas. Esas que nos congregaban a la salida o cuando salíamos antes.
    ¡Qué tiempos!
    Le mando un beso y espero que esté mucho mejor.

    NoeliaA, gracias, pero si analizamos la situación, haberle dejado el control al miedo hubiese cambiado la historia y para peor.
    Saludos.

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  22. No probaste con Taekwondo? jijijij...

    Soy mujer, pero he agarrado a más de una de las mechas... había veces que te sacaban de quicio y no había palabras que sirvieran. En mi defensa puedo decir que nunca empecé las peleas.

    Saluti!

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  23. me arrancaste una sonrisa ... las cosas en la vida pasan de la manera menos pensada , cierto ?!? y entonces uno piensa que va a terminar hecho puré en la esquina del colegio y al final resulta que los golpes no fueron tan terribles y fueron la llave para sentarse en el fondo del salón y encontrar buenos amigos que te acompañen seis años de adolescencia , e incluso más


    cosas así le devuelven a uno la fe en el azar :)


    besoooo caballero !!

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  24. Está visto que los colegios de chicos funcionan igual en todas partes.. recuerdo perfectamente ese miedo, que tan bien describes, ante la perspectiva de una inminente pelea desigual en el patio. Ahora lo recordamos casi con nostalgia, pero entonces... buffffff

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  25. NINA, no nunca se me dio por las artes marciales, lo mío era improvisación pura.
    Ah, las peleas de mujeres, bello espectáculo.
    Saluti per te.

    ¿Mandé cualquiera no?

    Mai, perdón por la arrancada entonces. Así es, al menos en esos tempranos años donde la experiencia propia no existe y se desprecian los consejos de los que sí la tienen, nos sorprendíamos completamente con los resultados todo el tiempo.
    Un beso para usted.

    Víctor, antes que nada, mis felicitaciones deportivas.
    En cuanto a las escuelas supongo que si, que se asemejan bastante y podríamos buscar cada uno de los personajes sin que falte ninguno en cualquier lugar del mundo.
    Un abrazo.

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  26. ¡Qué anécdota hombre! Al mejor estilo de los chicos de hoy...

    Jajaja, me hubiese gustado ver su carita cuando el grandote aceptó la pelea.

    No es fácil hacerse un lugar en este mundo, ya lo creo. A veces es necesario llegar a los golpes (aunque no lo digo literalmente hablando)

    Que tenga una linda semana, Martín. Perdón, Gabriel.

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  27. Amorosa anécdota.
    Salvo por los golpes, claro. Pero bueno, los varones lo viven distinto, como parte de su formación, de la calle, de la vida.

    Sobre todo, me pareció tan tierno. Además de entender perfectamente cada detalle, porque en MI época se decía Industrial. Y porque coleccionaba los muñequitos de Titanes en el Ring que venían en el chocolate Jack.

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  28. No hubiese podido enfrentarme al gordo, pues peso 54 kg. y mido 1,68!!!

    Lindo post.

    Beso, Martín!

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  29. En estos tiempos las mujeres pelean más en secundaria, no en mis tiempos...
    Cuando la pelea es mixta tb es un problema, casi siempre es desigual. hoy lo resolvería de otra manera seguramente. Después de eso, al año ya eramos amigos.

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  30. Por suerte las mujeres no peleabamos de esa manera, pero había otras, terribles también, por las consecuencias a largo plazo.
    Lo bueno es que te animaste y le paraste el carro al pedante, eso no tiene precio!
    que buena historia Martín!
    upsss cierto, Gabriel...

    un beso

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  31. Fabiana, mi cara de haber ido mutando lentamente, porque en el momento de la ira uno es irracional, pero al pasarse de a poco el efecto de la adrenalina...

    Jazmin, yo no era muy fanático de Titanes. Me gustaba de muy chico y después me aburría, pero les debo un nombre.
    Un beso.

    María, usted es de mi talla? No me presta ese vestido? Ejem, perdón.
    Además ya no peso 54. Mantuve ese peso más de 10 años pero hoy ando en 63 y crecí 3 cm.
    Beso flaca.

    Eleanor Rigby en el barrio teníamos una amiga, vecina en realidad, llamada Carina a la que le decíamos "la verdulera". No era muy fina y solíamos enfrentarnos a trompadas con ella. Todo un personaje.
    Besos.

    Nadasepierde, Recuerdo en el barrio, donde nos juntábamos a veces mas de veinte, que si dos mujeres se peleaban, juntaban tanto odio que dejaban de hablarse por meses y nos complicaban a todos. En cambio los varones nos agarrábamos a trompadas y a la tarde estábamos tomando una cerveza juntos en la vereda del almacén del tano. Otro beso.

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  32. Que lindo recuerdo de tu primer paso por el industrisl. Y bueno tu valentia te abrió las puertas de la fama. Y que pasó con el gordo? Besos tía Elsa.

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  33. Leí tu anécdota hace varios días y no puedo creer como se pasa el tiempo y yo con la intención de comentar algo.

    Me encantó lo que cuentas, casi que te pude imaginar en aquella edad y en esa situación, claro, todo lo imaginé teniendo de fondo mi propia escuela secundaria pues es lo que tengo más a la mano como escenario.

    Pues que valiente, es increible como situaciones que pueden arreglarse de manera simple y civilizada, a esa edad nos parecen verdaderos desafíos y seguro que se requiere una gran determinación para enfrentarte así como tu lo hiciste con ese compañero. También creo que a esa edad el mundo de los niños es completamente desconocido para las niñas, por ejemplo, quizá para los niños representaba un triunfo sentarse hasta atrás en el salón, sin embargo para las niñas bien portadas no hay mejor lugar que estar hasta enfrente :) que gracioso y que diferente pensamos!

    Bueno amigo, que todo vaya bien y te mando un abrazo.

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  34. Hola Martìn ....la del 80 no es mi dècada , pero igual sè quien fue Karadagian , y me has traìdo el recuerdo de como mi hermano solucionaba sus inconvenientes ?? en la escuela , seguro no era el gordo pero su guardapolvo blanco venìa siempre rasgado , si todavìa me parece ver la cara de mi Madre cuando El llegaba . Para las niñas en mi època y en los 80 la cosa no se resolvìa asì obviamente guardabamos compostura , habìa que cuidar las medias de nylòn ( carìiiiiisimas), si tenìas problemas con una , el resto te hacìa el vacìo y ganarte tu lugar era apuntar a "engancharte" al lindo de la clase , nada fàcil para mì , alta , esmirriadita , pecosa ,patas flacas me decìan, un desastre va , hoy hasta las mujercitas arreglan sus cosas con la Gran Karadagian, asì y todo con el paso del tiempo conseguì un muy buen grupo , para ser sincera ...me lo ganè hacièndoles sus dibujos para presentaciones , que Horror! , hoy con algunas nos vemos y recuerdan la anècdota , eso sì ...jamàs aprendieron a dibujar esa fue Mi Revancha.
    Gracias por pasar por mi cibercasa , ya lo estoy siguiendo.
    Saludito
    Cris//mujeresdesincuentay

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  35. Muy buena anécdota! y me encantó como la contaste! Admiro la frontalidad y simpleza de los hombres para resolver conflictos, las mujeres solemos ser muy retorcidas y vuelteras.
    Gracias por pasar por mi blog y comentar!

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